jueves, 14 de marzo de 2013

Es una verdad de Perogrullo, pero verdad al fin, que la mejor enseñanza es con el ejemplo.
Pero también somos conscientes de que ello resulta insuficiente.
En consecuencia, debemos incorporar la enseñanza y transmisión de los valores humanos, tales como la verdad, paz, rectitud, no violencia y amor, entre otros, a través de la palabra afectuosa, del gesto solidario.
Ello puede lograrse en la tarea de enseñanza de padres a hijos, de los educadores a los educandos, de cada ciudadano en su conducta pública y en su entorno, del gobernante frente al gobernado, etcétera.
Toda actividad y todo momento puede servir y ser útil para transmitir un mensaje valorizador y potenciador de los valores humanos.
 "Los valores humanos están contenidos en cada célula del cuerpo humano; sino, no podrían ser humanos". Sólo resta rescatarlos y ese es el mayor desafío de este momento.

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